Habíamos intentado previamente esta ascensión en varias ocasiones: una no pudimos subir por la cerrada niebla; en otra ocasión fue el fuerte viento el que nos lo impidió.
La subida comienza en el mirador del puerto de Piedrasluengas, a 1.355 metros de altitud. Merece la pena lanzar una mirada desde allí antes de comenzar a subir.
La subida no tiene mucha dificultad técnica, solo plantea problemas algún trozo de tierra suelta en la ladera por la que se sube a la cumbre y alguna escoba que te roza en las piernas y dificulta el andar.
Cuando llegamos al aparcamiento de Piedrasluengas había una niebla muy densa en el valle de Polaciones y en Liebana, pero se fue disipando a lo largo de la mañana.
Desde el puerto de Piedrasluengas tienes que subir una media hora hasta el repetidor, enfrente de ti todo el rato. Desde allí tienes que ir al collado por un camino marcado que supone unos 10 minutos. Entonces ya comienzas a subir por la ladera, solo tienes que seguir los montones de roca que otros montañeros dejaron para irte orientando en tu camino. Llegas hasta arriba y tienes que entrar a la cresta de Peñalabra por un canal que hay al final del crestón.
